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miércoles, 3 de mayo de 2017

¡Por fin he visto un bosque de alimentos!

Aquí estoy de vuelta después de unos meses de paréntesis. En estos momentos, mi vida está r-evolucionando y la verdad es que estoy muy poco centrada en el blog. Pero este verano, que tendré más tiempo, espero cogerlo con ganas y continuar con los temas pendientes y todo lo que se me ocurra.

Desde hace meses estaba apuntada al curso que ofrece Phoenicurus en Cardedeu, provincia de Barcelona, sobre cómo diseñar y establecer un bosque de alimentos "Dissenyant un bosc comestible" y tenía muchas ganas de hacerlo. La verdad es que ha sido una maravilla. Gisela y Mark, gracias por un curso tan estupendo.

Las fotos no hacen justicia de la exuberancia de este vergel

Al principio, en las presentaciones, nos pidieron que dijéramos el por qué habíamos ido a ese curso. Yo tenía clara la respuesta: "quiero ver un bosque de alimentos en funcionamiento". Tanto ver documentales, leer libros o artículos y pensar sobre ello, y hasta ahora no había visto uno. Sabía que me faltaba esa pieza. Internet es genial como transmisor de información pero no hay nada como "oler" las cosas, porque así es como puedes empezar a hacerlas realmente tuyas. La primera sorpresa al caminar entre sus senditas era las pocas plantas que yo podía reconocer, me esperaba más plantas de las habituales, de las que se cultivan normalmente. Lo primero que pensé es que tal vez era un bosque de alimentos orientado hacia las plantas medicinales. Pero no, que las plantas que cultivamos más habitualmente no pasen de 30, no quiere decir que no se puedan comer más. Hay cientos de plantas comestibles, para mí aun por descubrir. Últimamente mi interés se dirige con fuerza hacia las plantas perennes y silvestres comestibles. 

En el vergel de Mark y Gisela, porque ellos prefieren la palabra vergel a bosque comestible o de alimentos, hay unas 200 especies distintas y las plantas ha sido escogidas por su función multipropósito que resumiendo podría ser:
- que sea comestible
- que sea medicinal
- que fertilice la tierra o bien por ser fijadora de nitrógeno o bien por ser un acumulador dinámico
- que tenga flores que den alimento a los insectos polinizadores
- que sean alimento o cobijo de la fauna auxiliar.

Estas serían funciones principales que nunca deben faltar pero también se podría añadir que estas plantas, árboles o arbustos:
- suministren leña, fibras, mimbres, resina, etc.
- creen ambientes de umbría para plantas más delicadas
- hagan función de seto que proteja la finca del viento, vecinos mirones, fauna destructora, etc...
- purifiquen aguas grises o frenen la contaminación de fincas anejas
- nos den nuestra dosis de belleza necesaria


Los árboles frutales aun son jóvenes. Les tengo que volver a visitar en unos años para ver su evolución.


Ellos nos han explicado que el momento de la sucesión más productivo para el bosque de alimentos es el bosque joven. Si pensamos en un bosque clímax de los nuestros, con grandes árboles de cubierta, enseguida nos viene la imagen de vegetación cerrada en umbría y ahí pocas plantas pueden crecer. En el bosque joven la luz puede entrar perfectamente, dejando espacios para que plantas vivaces o anuales estén a sus anchas. Y muchas de las plantas que consumimos pertenecen a estos dos grupos. Las especies acostumbradas a la exuberancia de las selvas tropicales húmedas, por el contrario, pueden aguantar y fructificar en condiciones de umbría. Allí no hay otra, con tanta agua y altas temperaturas el crecimiento de las plantas se debe parecer a un estallido. Nosotros solo tenemos una estación en la que esto ocurra, en la primavera, pero en otros climas viven en una eterna primavera.

El sistema del bosque de alimentos nació en un clima diferente al nuestro. Yo misma cuando empecé a buscar, me di cuenta de la poca información que había para clima mediterráneo. El mundo anglosajón nos lleva mucha ventaja y hay muchas experiencias e información. Se habló mucho de que hay que adaptar el bosque de alimentos a nuestro clima. El bosque que ellos tienen en funcionamiento dispone de riego pero están trabajando también en un bosque de alimentos de secano. Yo también lo haría, si no fuera porque me falta todo: para empezar cortavientos y arbolitos a partir de los cuales empezar a plantar. Pero ellos tienen unos fantásticos y longevos pinos que les dan condiciones muy buenas para que ese bosque de secano prospere. El mundo de la permacultura está lleno de gente con un pensamiento libre, con ganas de experimentar y de dejar de creer en los dogmas que acompañan a la agricultura desde su nacimiento. Gisela y Mark andan por ahí. Ellos al igual que Mavi también llevan una huerta sin labranza desde hace unos cuantos años. Es una pena que estemos tan lejos, ¡porque me haría todos sus cursos!

Cuando ves esto, ya no soportas las líneas rectas ni la uniformidad de las huertas

Este curso a priori tenía una pequeña pega que al final no ha sido tal: era en catalán. Al contrario, ha sido una oportunidad de enriquecimiento. Aunque nunca he vivido allí, lo entiendo bastante bien. Siempre he tenido buenos amigos catalanes y ya me había dado cuenta de que más o menos lo esencial lo pillaba. Recuerdo, además, cuando veía entrevistas en YouTube del programa "Singulars" de la TV3 porque salía gente "molt interessant" y la verdad es que seguía el hilo. Antes de ir ya tenía claro que más o menos entiendo sobre 80-90%, así que me animé.

Por si acaso, le pregunté a Gisela a ver si podría interrumpir cuando no entendiera algo y me dijo que por supuesto y que las palabras clave las decían igualmente en castellano. Y así ha sido y si no era Gisela, era algún compañero de al lado, el que me traducía la palabra que me faltaba. Vengo con un montón de palabras aprendidas en catalán: pomera, perera, presseger, maduixera, llavor, fanga, mateix, etc. En mi experiencia del curso he podido ver cómo es vivir el bilingüismo con total naturalidad. Cada participante hablaba en castellano o en catalán según en qué idioma estuviera más cómodo, y todo fluía de maravilla. Mi lengua materna es el castellano y es la lengua que conforma mi mente, en ella pienso y sueño. Sin embargo, siempre que escucho que alguna lengua pequeña está en peligro de desaparecer, me da mucha pena. Al igual que en la permacultura se busca la biodiversidad porque ella es un factor favorecedor de la resiliencia, los seres humanos deberíamos proteger las lenguas y sus culturas, porque en ellas hay maneras de interpretar el mundo que tal vez nos puedan nutrir en momentos de cambio civilizatorio como este. Cada lengua es una mirada a la realidad.

El jardín inglés copia el "desorden" que se da en la Naturaleza

Recuerdo una conversación con Mark y Gisela que me dejó pensando. Mark es inglés y hablamos de cómo el jardín típico inglés en su copia de la naturaleza, podría ser el germen o la evolución natural hacia el bosque de alimentos. Alguien tal vez cayó en la cuenta de que en vez de flores, se podrían poner plantas que den de comer. Así, no es de extrañar que este sistema de cultivo haya nacido en el mundo anglosajón. Si miramos nuestros jardines y nuestras huertas tradicionales, vemos que predomina la geometría, la "limpieza", la tierra descubierta, y vemos su antítesis. Mark me hizo ver algo... me dijo que en el entorno mediterráneo la gente piensa que son más libres o más espontáneos o más felices que, por ejemplo, los alemanes a los que tachamos de "cabezas cuadradas". Sin embargo, nuestra relación con la naturaleza no dice esto de nosotros: la linealidad de nuestras huertas, la poda torturada que se realiza a los árboles, su tala sin compasión ni comprensión de su alto valor ecosistémico, la lucha a muerte contra la maleza... No refleja libertad ni espontaneidad ni derrocha armonía con el medio en el que nos encontramos, sino todo lo contrario. Deberíamos dar a todo esto una vuelta y pensar cómo es nuestra relación con la Naturaleza y qué dice de nosotros.

No puedo más que recomendar este curso o una visita al vergel.

Y más que nunca quiero crear un bosque de alimentos.

Un petonet Gisela i Mark



8 comentarios:

  1. Precioso. Como siempre totalmente de acuerdo. Con insana envidia espero que publiques todas esas entradas que tienes en el horno. Me gusta ver disfrutar alas personas que aprecio.

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    1. Gracias Pedro, vuelvo a tener ganas de escribir, así que espero que poco a poco irá saliendo todo.

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  2. Qué preciosidad, el vergel (a mi también me gusta mucho esa palabra) y la experiencia.
    Un beso,
    Lucía

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  3. El conuco o siembra con especies como cambur, platano, yuca, batatas, ocumo, auyama, frijoles o caraotas, maìz, chayota, aguacate, cacao, cafe, guamos, entre otras, genera un convivencia en parte cultivada, en parte silvestre, en un orden cercano a lo natural, que es herencia aborigen en Latinoamerica y forma de producciòn valiosa
    de los campesinos nuestros.

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    1. Bienvenido Wilfrido. He visto que eres de Venezuela. Allí tenéis un clima maravilloso, cuando me refería a una eterna primavera, pensaba en zonas como la vuestra. Vosotros tenéis más fresca la herencia de los indios y sus maneras de cultivar. Nosotros adoptamos el arado romano hace 2000 años y desde entonces no hemos parado de abrir la tierra... y hemos perdido la información y la costumbre de los cultivos arbóreos (fundamentalmente bellotas tengo entendido) que era el alimento básico que se daba en la península antes de la llegada de los romanos. Tenemos que adaptar a cada sitio este principio de cultivo, aunque por lo que cuentas los precolombinos ya cultivaban sus bosques de alimentos. Un abrazo a Venezuela.

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  4. No solo es bello, también es bueno para todos..yo no sé cómo podemos mantener este sistema que aplasta a la naturaleza...

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    1. No he contado la cantidad de pájaros que había en el vergel de Mark y Gisela. El bosque de alimentos creo un espacio también para la fauna. Veo que tú también te imaginas un mundo lleno de bosques de alimentos... Un gran saludo y gracias por tu comentario. ¿Dónde estás?

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