sábado, 12 de diciembre de 2015

A vueltas con el agua (III): Resultados del experimento con los atrapanieblas

Uno de los mayores "fallos" que suelen tener los blogs de permacultura y de proyectos alternativos es la tendencia a camuflar los fracasos. Normalmente son proyectos en sus inicios y cuando uno empieza, tiene toda la ilusión y confianza de que esas cosas tan bonitas que ve en otros proyectos más avanzados (y que seguramente han pasado por lo suyo) pueden darse también en sus tierras. Desde luego, es mi caso: siempre comienzo con un optimismo rayano en la inconsciencia y luego la realidad con esa manía insistente que tiene de hacer que toques con los pies la tierra, pone las cosas en su sitio. 

Aunque me pese, hay que decirlo alto y claro: el experimento de los atrapanieblas ha sido un fracaso. Hubiera sido maravilloso poder tener unas gotitas de agua muchos días de verano para no tener que regar o al menos no tener que regar tanto. En el resto de las estaciones no es importante que se pueda recoger el agua del rocío, también hay lluvia con mayor o menor abundancia y menos calor que permite que el agua del suelo se mantenga en unos niveles aceptables para las plantas, al no haber tanta evaporación.

Aquí os explicaba el experimento y como una vez de cuatro intentos había conseguido recoger agua. Era en primavera.

Le pongo mucho ánimo a todo pero me reconozco un poco chapucera:

Pruebas con red de ocultación y plástico

Aprovechándome de unos arbolitos plantados en el invierno pasado fijé a su red de protección anti-bambis una malla de ocultación a un lado y un plástico a otro. Imaginaba que el plástico iba a tener más capacidad de recogida porque tiene menos superficie donde las partículas de agua se puedan agarrar y, por eso, deberían de haber resbalado hasta el canalón de recogida. La idea era buena...

En los primeros días, al salir a comprobar los resultados, me di cuenta de que había un parámetro, tipo canario en la mina, que me podría haber evitado el paseo mañanero y ese era si las botas estaban secas o no al andar. Las mañanas con rocío las botas estaban mojadas y, por tanto, podría haber habido alguna posibilidad de recoger agua, pero si las botas permanecían secas al andar entre la hierba... Por eso, lo he incluido dentro de la siguiente tabla de recogida de valores porque es revelador de la capacidad de recogida.


DíaTª máxTª testNubladoHora comprobaciónResultadoBotas
27/07/15
27ºC
13ºC
no
7:10
0
secas
28/07/15
31ºC
11ºC
no
7:15
0
húmedas
29/07/15
26ºC

Lluvia



30/07/15
19ºC

Lluvia



01/08/15
21ºC
10ºC
no
7:25
0
ligeramente
 húmedas
14/08/15
20ºC
12ºC
8:10
0
secas
15/08/15
21ºC
10ºC
no
8:20
Malla húmeda
Sin recogida
húmedas
28/08/15
32ºC
12ºC
no
8:40
0
secas
29/08/15
32ºC
11,5ºC
no
7:45
0
secas
30/08/15
33ºC
16ºC
no
8:10
0
secas
11/09/15
26ºC
14ºC
8:15
0
secas

No son muchos días pero creo que suficientes por la variedad de temperaturas máximas y mínimas. La teoría dice que cuanta mayor sea la temperatura máxima, mayor será la capacidad del aire de contener agua. El aire se comporta igual que lo hace el agua en un vaso: fría puede absorber una cierta cantidad de azúcar y el resto queda en el fondo. A su vez, caliente, al tener mayor capacidad de disolución, permite que todo el azúcar se diluya, pues puede contener más. Y la teoría también dice que cuanto menor sea la temperatura que se alcance mayor será la precipitación de lo había estado contenido sin problemas a una temperatura mayor. Por eso, ocurre el rocío: la bajada de Tª de la noche hace que el aire no pueda contener tanta agua y la expulse.

Algo me dice que para que haya rocío abundante tendría que estar la temperatura mínima por debajo de 8º C. Esto es una teoría mía, una hipótesis que dirían los científicos, que va a ser difícilmente comprobable porque no vivo allí y ahora ya no me suelo quedar a dormir hasta que no regresa la primavera y el buen tiempo.

Esas temperaturas mínimas, de 8º C y menos, suelen coincidir con la abundancia de lluvias que se da sobre todo en otoño y primavera. Y en invierno nieva. Quién necesita colocar una infraestructura bien hecha, para recoger agua cuando abunda... Porque esa es otra, uno de los problemas que había leído que tenían los atrapanieblas es su alta demanda de mantenimiento. Una malla expuesta al viento es como una vela: necesita una estructura donde amarrarla para que no se la lleve y, segundo, hay que cambiarla regularmente porque se deteriora rápidamente.


Así quedó el experimento después de un día de fuerte viento en Septiembre

Cada vez que iba, había que tensar la estructura y como remate he de decir que un día de fuerte viento la malla de ocultación de debió de hinchar tanto que sacó la protección a uno de los árboles. También rompió el plástico.

Me voy a consolar: es casi mejor que no haya funcionado porque sabiendo que podría recoger agua, le iba a poner mucho esfuerzo a colocar y a mantener las estructuras que soportan las mallas. Iba a ser mucha complicación para unas pocas gotas, ¡casi prefiero llevar el garrafón!

Como decía el lector Dieg h en un comentario, hay plantas que realizan gratis esta labor. Él había observado que el amaranto y el maíz tenían esta capacidad de recoger rocíos. De hecho, creo que el mejor atrapanieblas que pueda haber es un bosque.


domingo, 18 de octubre de 2015

Belloteando 2015

Aunque ya hay una entrada sobre este tema, he pensado repetir este año para animaros a sembrar bellotas. Ahora que es el tiempo de echarse al monte con la cesta y recoger setas, frutos secos, frutas, etc., os lo recuerdo para que aprovechéis también a recoger unas cuantas en vuestros paseos.

Ayer fue mi día de belloteo, mi compromiso anual, una especie de acto de servicio. Fueron pocas, tengo poco tiempo en estos días, ahora el mundo me arrastra a otras actividades, pero si no recojo unas bellotas y las siembro es que no soy yo.

El botín. Bellotas de Quercus faginacea

La última primavera ha sido tan calurosa que todos los árboles han estado cargados de fruta y los robles no iban a ser diferentes, estaban a tope de bellotas. La buenísisma noticia es que además del padre-madre, un quejigo adulto del que las llevo ya varios años cogiendo para el belloteo en esta zona, otros quejigos han empezado a producirlas. Hasta ahora habían sido demasiado jóvenes. Pienso que eso generará una riqueza para este ecosistema, más comida que se irá repartiendo por toda la cadena trófica. En qué estaríamos pensando cuando nos dio por talar los bosques...


El padre-madre ya no está solo

El procedimiento es bien fácil, el año pasado os explicaba por qué era mejor sembrar las bellotas directamente en el suelo, bajo la sombra de algún arbusto, ayudándoos con un pincho. Este año os explico lo de la bandeja. Me da un poco de vergüenza explicar algo tan simple y tan poco costoso en tiempo. Si eres un reforestador profi, ¡no sigas leyendo!, pero mucha gente que me conoce, me pregunta cómo se hace y al final no se animan porque creen que lo van a hacer mal. Cuando no se sabe nada y se quiere hacer algo, ver unas fotos quita el miedo y solo con pensar que igual consigo que alguno de los lectores de este blog se anime a marchar al monte a bellotear o siembre alguna en casa para plantar el arbolito el año que viene me da una gran alegría.


Las bellotas dentro del agujero hecho con un pincho

Después se tapan las bellotas con los dedos, metiéndolas para dentro y listo,
a esperar a que broten en la primavera


Una imagen vale más que mil palabras, no puede ser más sencillo. En la bandeja de atrás se pueden ver algunos de los roblecitos que han brotado en primavera de la siembra del año pasado. En cuanto se les pongan las hojas marrones, los plantaré en tierra. Intentaré darles un agua en lo peor de su primer verano, aunque estos árboles son de lo más rústico que hay por aquí. Están bien adaptados al clima mediterráneo semiárido con nuestros veranos tan secos. El único "problema" es que crecen lentamente.


Fue plantado hace tres otoños, sembrado tal vez hace cuatro

Fácil ¿no? Pues esto vale para todos los árboles del genero Quercus

Hay muchas razones para que nos pongamos a la labor de plantar árboles, más allá de que seamos un poco friquis. Sinceramente creo que debería ser algo organizado desde todos los gobiernos porque el planeta necesita árboles y ecosistemas saludables, pues son excelentes sumideros del CO2 que nuestra civilización está irresponsablemente lanzando a la atmósfera y que está rompiendo todos los límites planetarios. No me extiendo más en este tema, con el que no pretendo preocuparos, sino activaros. 

Animaos, este es el mes. La puerta está abierta ahora, aprovechadla porque no se volverá a abrir hasta el año que viene. Si yo no hubiera podido hacer mi belloteo, me estaría pesando todo el año...



 "Aunque el mundo se acabara mañana, todavía hoy yo plantaría un árbol"
Martin Luther King



sábado, 19 de septiembre de 2015

Pasando revista al seto cortavientos al final del verano

Una de las cosas que más claro tengo es que si se plantan árboles en el invierno, hay que regar en el verano. Y aunque tengamos mucho afán reforestador, es más eficiente plantar poco para poder regar en los primeros veranos mucho y así puedan sobrevivir el mayor número de ellos en nuestros secos estíos. De poco sirve plantar muchos árboles en un terreno de difícil acceso y con poca agua: nos deslomaremos llevando agua y si no la llevamos, nos dará pena ver cómo los arbolitos no prosperan y se secan.

Yo planté en el invierno pasado 15 árboles para el futuro seto cortavientos y también puse cerca un depósito con idea de que se recogiera agua y así tener el agua a mano, pero por mi mala cabeza sólo se recogieron 100 litros y teniendo en cuenta que mi compromiso era de al menos 5 litros cada 15 días para cada uno y que los riegos empezaron en mayo, con ese agua no hubiera tenido ni para pasar un mes. Así que no me ha quedado otra que hacer de porteadora. Tenía en mente una entrada que se iba a llamar "Regando como una señora" pero no ha podido ser, este año al menos no. Aunque ha sido un esfuerzo físico andar llevando garrafones de agua, las cosas que se hacen con cariño no cansan.


Talud de la plantación la derecha de espino blanco


Talud de la plantación la izquierda del espino blanco

La buena noticia es que no he tenido ni una baja. Y algunos ¡hasta han crecido!. Cuando se planta un árbol en una nueva ubicación pueden pasar 4 cosas: que crezca, que se quede igual, que decrezca o que muera. Si el árbol decrece, es decir, se secan ramas, pierde hojas, etc. es porque lo que recibe su sistema radicular no es suficiente como para mantener lozana toda su parte aérea y él mismo la sacrifica; tengo leído que algunos reforestadores podan voluntariamente el plantón para evitar que la evaporación por hojas disperse la poca agua que pueda haber. Aun así está vivo, y el año siguiente tal vez esté en mejores condiciones de aguantar. Si se queda igual, no es mala señal: nos está indicando que aunque estemos en el primer año, se está apañando y seguro que el año que viene le va a ir mejor y va a poder crecer. Y si ha crecido es que está a gusto y no sufre de estrés hídrico.

Ahora ya ha pasado el verano. Puede que llueva poco, pero la bajada de las temperaturas y los días más cortos hará que los árboles vayan perdiendo la hoja, entrando en el letargo invernal y considero que el peligro de morir por sequía ya ha pasado. Así que ahora es el momento de pasar revista. Voy a colgar las nuevas fotos junto con las de la entrada del principio de la primavera para que se pueda comparar más fácilmente, qué ha pasado con los arbolitos. También voy a indicar mis apreciaciones sobre si son árboles pioneros o no. Esto es muy subjetivo porque hay otros factores que pueden afectar, más allá de la exposición al sol o la cantidad de agua recibida: el pH del suelo, si sus raíces encuentran rocas y otros factores más allá de nuestra comprensión: si "personalizamos" al árbol, se podría decir que le ha gustado o no el sitio.


1º Ciruelo claudio: Sin duda pionero

Este árbol fue arrancado de la tierra y plantado en maceta al final del verano.

Ciruelo claudio. Está igual.
Ciruelo claudio al final de la primavera.

2º Mostajo: No es pionero.

Este árbol proviene de plantón comprado. Creo que necesita más sombra.

Mostajo (sorbus aria).
Hojas nuevas más pequeñas, las antiguas parcialmente quemadas.

Mostajo al final de la primavera.

3º Chopo: Pionero.

Este árbol proviene de plantón regalado. Agradecía mucho los riegos. No tengo fotos de inicio pues los dos chopos los puse más tarde que los demás.

Chopo (Populus nigra). Está bien.

4º Espino blanco: Pionero.

Este arbusto lo arranque del suelo con algo de raíz y lo puse tal cual en su ubicación actual. Muy abundante en la zona, crece entre las herbáceas.

Espino blanco. Bastante bien para haber sido arrancado
 con un poco de raíz del suelo y trasplantado.
Espino blanco al final de la primavera.

6º Chopo: Pionero.

Igual que 3º

Chopo (Populus nigra)


7º Endrino: Lo está pasando mal.
Fue arrancado del suelo con algo de raíz y plantado en maceta al final del verano. Aún queda una rama con hojas por lo que vivo está.

Endrino (Prunus espinosa). Lo está pasando bastante mal.


Endrino al principio de la primavera.


8º Ciruelo claudio: Pionero

Igual que 1º.

Los ciruelos también fueron arrancados del suelo y plantados.

Ciruelo claudio al final de la primavera

9º Saúco: Necesita mucha más agua y algo de sombra.

Este arbusto proviene de semilla plantada por mí.

Sauco (Sambucus nigra). Sabía que este árbol necesita más agua de la que
va a disponer en este sitio.

Saúco al final de la primavera.


10º Goji: Necesita mucha más agua.

Este arbusto me lo pasaron en un tiesto. Prende muy bien si se planta una ramita en tierra.

Goji (Licyum barbarum). Este lo está pasando mal. Tengo otro plantado en tiesto que está precioso.

Goji al final de la primavera.

11º Serbal: No diría que es pionero pero ha aguantado bien el lance.

Este árbol proviene de plantón comprado. Ha intentado echar hojas nuevas pero se han quedado pequeñas.

Serbal (Sorbus domestica). Ha mantenido el tipo.

Serbal al final de la primavera.


12º Mostajo: Al contrario de su hermano nº 2, éste ha disfrutado de algo de sombra a partir del mediodía que le daba una aulaga encima de él.

Proviene de plantón comprado.

Mostajo (Sorbus aria). Ha aguantado bastante bien.

Mostajo al final de la primavera.


13º Madroño: Pionero

El madroño me ha sorprendido, era el más pequeño y es el que más ha crecido. Se le ve encantado, pero ahora temo que no pueda soportar las heladas.

Madroño (Arbutus unedo). Está estupendo, una alegría de árbol.

Madroño al final de la primavera.

14º Serbal: Este está mejor que su hermano nº 11

Proviene de plantón comprado.

Serbal (Sorbus domestica). Está bien.

Serbal al final de la primavera.

15º Desconocido: Pionero

Este árbol proviene de plantón regalado. Siempre lo he encontrado bien y con sensación de haber crecido, aunque en las fotos ahora no se aprecia. Aun me queda otro, para el año que viene.


Desconocido. En ningún momento le he visto sufrir.

Desconocido al final de la primavera.

Todos han pasado con vida su primer verano. No me lo esperaba pues estaba segura de que alguno iba a faltar al año siguiente, así que es como para estar contenta. El trabajo de llevar garrafones ha tenido su recompensa, sin duda. Ahora queda otra prueba: el invierno. No temo por los que son de la zona, ni por los serbales, ni mostajos, ni por los chopos, el desconocido ya ha pasado un invierno en la bandeja forestal. El goji no conozco pero cultivándose en el Himalaya.... El madroño es el único del que no estoy segura, creo que no le van mucho las heladas y aquí hay unas cuantas. Ojalá el pequeñín prospere, y le vaya tan bien el invierno como el verano.

Este año plantaré otro seto cortavientos para la terraza de abajo. Además, tengo muchos otros planes: nuevos depósitos, otra zanja, un experimento de plantar sin arar. Tiempo, pido tiempo. 

martes, 4 de agosto de 2015

El quid de la cuestión: La sucesión ecológica


El aprendizaje nunca es lineal. En todas las cosas que me he propuesto aprender en mi vida he visto como se alternan periodos de estancamiento en los que parece que no avanzamos, con momentos de saltos en los que nos sorprendemos a nosotros mismos con nuevas capacidades o comprensiones que, como pequeñas conquistas, quedan en nosotros. Algo así creo que me ha pasado con este bosque de alimentos. Mi entrada Capricho de castañas fue "duramente" (pero con cariño) criticada por Mavi, quien pronosticó que el pequeño castaño de un año recién trasplantado no tenía muchas posibilidades por no haber respetado la sucesión ecológica.

Mavi escribió esta entrada, en el curso de Una suerte de tierra se habló de la sucesión y de repente, empezaron a ordenarse cosas en mi cabeza a la velocidad del rayo y me pareció conseguir la compresión de algo que en todo este tiempo se me había escapado. Yo ya era consciente de que no sabía cómo conseguir introducir esos niveles (cubierta, sotobosque, trepadoras, herbáceas, arbustivas, raíz) que Geoff Lawton cuenta que hay en un bosque, en este lugar donde de momento sólo hay una pradera. Había plantado unos frutales, había sembrado unos ajos y garbanzos en las zanjas junto a ellos pero se veía que eso era el primo lejano y pobre del bosque de alimentos.

Si queremos copiar a la Naturaleza para producir comida, también tenemos que copiar sus procesos, porque es su manera y ya sabemos qué pasa cuando se nada a contracorriente: cualquier movimiento lleva más esfuerzo y a veces te tienes que parar a medio camino exhausto. La Naturaleza tiene una autopista para ir desde la tierra desnuda hasta un bosque en su clímax y es mucho mejor pagar sus peajes porque nos llevará mucho más lejos con el menor esfuerzo.





En el libro de Toby Hemenway "Gaia's Garden" -que sigo leyendo y es una mina de información- viene maravillosamente explicado lo que es la sucesión ecológica y creo que la traducción merece la pena:

"Cuando las plantas colonizan por primera vez la tierra desnuda -por ejemplo, una granja abandonada- comienza una secuencia. Algunos tipos de hierbas anuales, gramas y flores son la primera flora en llegar, y debido a su inclinación por la colonización rápida, son llamadas plantas pioneras. Están bien adaptadas para invadir suelo desnudo o removido, y para cubrir el vacío de flora y reverdecerlo. Las plantas pioneras llenan el vacío vegetal y reinician los ciclos de la vida. Nosotros conocemos a esa horda de rápidas colonizadoras mayormente como maleza: grama, diente de león, acedera, llantén, achicoria, lechuga salvaje y muchas más. Campos abandonados y tierra suelta son su ambiente, donde tienen un trabajo que hacer: proteger el suelo contra las lluvias erosivas y transportar nutrientes desde lo más profundo del suelo hasta la superficie, donde puedan ser usados. Estas pioneras veloces y efímeras preservan y devuelven la fertilidad del suelo descubierto.

Si esta maleza fuera dejada en paz, en una pocas temporadas las breves y tempranas anuales se verían rodeadas y ensombrecidas por el grupo de las vivaces que son más altas. En la mitad norte de USA estas plantas incluyen margaritas, Chamerion angustifolium, vara de oro, euphorbia, hierbas vivaces y otras muchas. El denso follaje, los tallos ramificados y las muchas texturas de la alta maleza ofrecen más nichos a los insectos y pájaros para protegerse, criar y alimentarse. La cantidad de materia viva, llamada biomasa, aumenta cuando los nutrientes de la luz son recogidos y transformados en tallos firmes, follaje fuerte y semillas duras, que llegado el momento se convertirán en comida para insectos y otros animales. La vida está andamiando su camino hacia un nuevo territorio.

La secuencia desde la tierra desnuda a la pequeña maleza anual, llegando hasta las altas vivaces es llamada sucesión. Si se le permite continuar, de cinco a quince años el campo de maleza estará poblado por arbustos. Con lluvia suficiente y fertilidad, en dos o más décadas los arbustos dejarán paso a un bosque joven. Allí donde haya suficiente agua, la sucesión conducirá inexorablemente hacia un bosque.

Aunque la sucesión es un impulso casi irresistible, no es fluidamente lineal. En cualquier etapa, el fuego, el viento, el rayo, el arado o cualquier otra perturbación puede volverlo a una etapa más temprana. La mayor parte de los paisajes son un mosaico de muchas etapas sucesivas, en muchas escalas. Incluso en ecosistemas maduros en estados más avanzados de la sucesión, especies de todas las clases merodean en los márgenes. Las perturbaciones que oscilan entre un catastrófico incendio y la caída de un simple árbol, dejan que las pioneras o arbustos de estadios intermedios de la sucesión regresen, resultando un paisaje parcheado de varias etapas y años.

Y ¿cómo se relaciona esto con la jardinería? Los jardines convencionales copian ecosistemas inmaduros. Normalmente, dominan plantas de estadios tempranos de la sucesión. La mayor parte de las herbáceas, flores y especialmente vegetales anuales son plantas pioneras. Esto significa que en nuestro amor por los céspedes y los jardines ordenados, estamos intentando mantener nuestros terrenos en una etapa temprana de la sucesión ecológica. La tierra desnuda y el suelo removido en una huerta o en arbustos cultivados son como una sirena para las malas hierbas, que cubren con entusiasmo el suelo descubierto, extraen los nutrientes del suelo mineral y las rocas subyacentes y preparan el lugar para un ecosistema más maduro como un matorral o un bosque. Una extensión de hierba bien regada está pidiendo a gritos, dentro del esquema de la naturaleza, una guerra relámpago de plantones y arbustos o, en último caso, un máximo en diversidad a través de la rápida maleza anual.


La agricultura es antinatura. Pretende parar la sucesión como sea
 en sus primeras etapas.

Podemos usar nuestro conocimiento de la sucesión para ayudarnos a solucionar nuestros problemas en el huerto. La mayor parte de la maleza está compuesta por plantas pioneras, que prosperan con las perturbaciones, la luz del Sol y suelos pobremente desarrollados. Sólo abandonando la técnica de arar mis problemas con la maleza se redujeron considerablemente, ya que las semillas dependientes de las perturbaciones -y la luz solar- se pudren en el suelo en lugar de ser catapultadas al crecimiento por la luz y el cultivo. Una capa de acolchado a menudo bloqueará por razones similares que estas semillas germinen."

Y más adelante continúa:

"Un campo es un sistema dinámico, no una naturaleza muerta inamovible. Contemplando nuestras tierras como ecosistemas dinámicos, más que como una colección de estáticos objetos inertes, podremos crear jardines que crezcan naturalmente con una directriz y diseño sano. Esta perspectiva deja que pasemos mucho del trabajo de mantenimiento de nuestros jardines a la Naturaleza.

Desde este punto de vista, podremos preguntarnos ¿qué tipo de ecosistemas contienen la mayoría de los jardines? La respuesta nos dice por qué el trabajo de mantenimiento de los jardines es tan tedioso e interminable. Un césped bordeado de flores es el primo ecológico de la pradera. La otra gran disposición encontrada en las zonas residenciales, el arquetípico césped moteado aquí y allá de árboles y arbustos copia a la sabana. (Me pregunto por los sueños prehistóricos que nos mueven cuando creamos estos ecosistemas que copian aquellos de la infancia de nuestra especie en las planicies de África).


La pradera y la sabana prosperan naturalmente sólo bajo ciertas circunstancias medioambientales. Estas incluyen bajas precipitaciones, intenso pastoreo animal y fuegos frecuentes. Ya que pocos habitantes de las zonas residenciales fomentan la tierra seca, rebaños de bisontes y fuegos incontrolados en sus jardines, las condiciones de la mayor parte de los céspedes no favorecen las sabanas ni las praderas. Entonces, ¿qué pasa con estos fragmentos de infelices ecosistemas? Una sabana o una pradera que no arde, que se mantiene bien fertilizada y es bañada bajo el siseo de los aspersores está siendo empujada a madurar hacia un matorral y más tarde a un bosque. Esta es la sucesión ecológica, omnipresente e implacable.

La maleza en nuestros céspedes y los plantones de arce en nuestros parterres de flores son testimonios del poder de la sucesión. Contemplado bajo un prisma ecológico, el clásico jardín sólo quiere madurar. Comprender esto permitirá que nos aliemos con esa considerable fuerza de la naturaleza, en lugar de pelearnos con ella.


Un ecosistema inmaduro como pueda ser un césped pide que gastemos tiempo y energía y materiales para dar para atrás a las manecillas del reloj ecológico, deteniéndolo en la fase de pradera, cortando el césped y limpiando la maleza. Aún así la naturaleza -y nuestros sistemas de irrigación y fertilizantes- inexorablemente moverán el reloj otro tictac, germinando semillas y retoños, inundándonos con su fecundidad. Con el aspersor y los fertilizantes estamos apretando el acelerador, y después arando y podando estamos echando el freno. Ningún sistema puede ir bien con tal regimen esquizofrénico."



Un bosque maduro tarda 100 años en formarse


Ahora me ha dado por observar las diferentes etapas de la sucesión en estas tierras. Hace tiempo que no hay bosques pero los signos de la sucesión son evidentes.

Esta terraza llevará unos 14 años sin ser arada.

Después de las pioneras que son las que cubren la tierra descubierta aparecen siempre las herbáceas pero poco a poco la fase arbustiva dominada en estas tierras por la aulaga y el escobizo empiezan a hacerse hueco expulsándolas. En las primeras fases, árboles que algún día podrán ser de cubierta -como es el nogal- se comportan como si fueran arbustos. Pero no todos los árboles de cubierta pueden aguantar el sol directo en sus primeros años de vida, por ello, algunos para prosperar necesitarán la sombra de otros árboles más pioneros hasta que puedan ocupar su lugar de imponentes reyes del bosque. En nuestro caso, el nogal es un todo terreno, aparece espontáneamente en muchos lugares y crece mucho más rápido que los árboles del bosque titular que son los quejigos.

Esta ladera orientada al este no habrá sido nunca arada pero sin duda ha habido rebaños que la mantenían pelada.
A estos quejigos los he visto pasar de tamaño arbusto a árbol joven. 

En las zonas más húmedas para la fase arbustiva predomina el escobizo, en las más secas el tomillo y el cardo corredor, y la poderosa aulaga ocupa todos los lugares. El tomillo y las herbáceas nunca comparten espacios.

Más tarde el espino blanco y el rosal silvestre van ganando altura para el ecosistema. Y finalmente el quejigo, lento pero seguro será el bosque titular de la zona.

Tal vez os estéis preguntando qué habrá pasado con el castaño. Después de leer que no tenía mucho futuro, decidí cuidarlo como si no hubiera leído nada, pero Mavi como oráculo no tiene precio, con el fuerte calor de esta primavera se secaron sus tiernas hojas recién brotadas.


Este árbol no es un pionero y necesita sombra en sus primeros años.

Se secó la vara principal pero parece que tiene ganas de vivir.

Le he colocado una sombra y me he dado cuenta de que a un par de metros
lo podía haber plantado a la sombra de un rosal silvestre.

Es curioso como las cuestiones culturales nos condicionan. A dos metros había un sitio estupendo en tierras comunales para plantar el castaño bajo la sombra de un rosal silvestre, que le dará sombra durante muchos años sin que me tenga que preocupar de hacer crecer la malla de ocultación que le he puesto, sin pensar que se la va a llevar el viento o romper. Pero como no tengo escrituras de ese sitio... ni me lo plantee como sitio viable.


Así estaba este último fin de semana, muy guapito y contento con su sombra.
Tiene acolchado de cartón y paja encima
y dentro de la zanja se mantiene la humedad del suelo perfectamente.

Todo esto me va a hacer cambiar mi manera de actuar. Habrá más zanjas pero las llenaré de arbustos y árboles pioneros que irán abriendo el hueco para otro tipo de árboles como puedan ser los frutales. Y llevará su tiempo, la sucesión lo necesita, y mi labor será ayudar a que vaya más rápido, pero no me saltaré ni un paso. La variada plantación del seto cortavientos está siendo una buena prueba para saber qué árboles aguantan bien las duras condiciones de inicio y se comportan como pioneros. Ya os lo contaré al final del verano. La verdad es que está siendo un aprendizaje fascinante.







domingo, 5 de julio de 2015

A vueltas con el agua (II): Experimentos con el atrapanieblas

Esta entrada se la agradezco a Kiki Nou.

El desierto de Atacama en Chile es uno de los lugares más secos de la Tierra. Sin embargo, allí existe un fenómeno conocido como la camanchaca, que son nieblas activadas por la subida y bajada de las mareas de océano Pacífico en la costa chilena. Todavía quedan antiguos restos de bosques costeros que eran alimentados exclusivamente por esta niebla que no deja de ser agua suspendida en el aire, pero por lo que cuentan en el siguiente vídeo, los bosques fueron talados para uso de la industria minera de la zona y al perder metros cuadrados de superficie de contacto con la niebla, se perdió ese aporte de agua con la consiguiente desertificación.



Alguien en Chile tuvo la brillante idea de captar esta agua suspendida y así nació la técnica de los atrapanieblas. Y se ha ido copiando en otros lugares del mundo, porque ningún esfuerzo sobra cuando se trata de guardar hasta las gotas de agua allí donde escasea.




En el pueblo de este bosque de alimentos no hay camanchacas movidas por las mareas, el mar está bastante lejos. No hay pesadas nieblas en verano, la espesa niebla castellana es del invierno, cuando también llueve y nieva, con lo que colocar atrapanieblas para captarlas sería un poco excéntrico, pero todos los días de verano hay rocío. Cuando estoy en el pueblo, me gusta levantarme temprano, cuando sale el Sol, y marchar a las zanjas para verlo todo. Y sin botas de agua, me calo.

Mis botas de astronauta mojadas por el rocío de la mañana.

Un comentario de la lectora Kiki Nou (¡gracias!) me hizo pensar en si sería posible acumular ese rocío para poder regar. Pensaba que si consiguiera darle a cada árbol aunque sólo fuera un sorbito de agua cada día, podría marcar una diferencia. Además, estoy "obsesionada" con el tema del agua y la permacultura pide que las funciones vitales sean soportadas por muchos elementos, así que empecé a pensar en hacer un pequeño experimento. Y aquí van mis resultados.

Es un poco cutre pero para ver si funciona o no, creo que suficiente. Es una malla de ocultación comprada en un centro comercial. Había del 100 % de sombreado, del 80 % y esta que era la más barata. Después corté por la mitad un trozo viejo de manguera y con un tutor de tomates, unas bridas y unos pedacitos de alambre, cacharro listo. Y un bote de cristal para recoger el agua.

Atraparrocíos casero


Detalle

En la primera noche había agua por todas partes pero no lo suficiente como para acumularla.

Aunque no había caído agua al bote, la malla estaba muy mojada y eso me hizo pensar que tal vez con un plástico, por donde el agua pudiera resbalar, fuera más fácil recoger agua.

En la segunda noche se recogió un poco de agua. Como un milagro.

Después de este gran éxito, pensé en probar de nuevo con plástico a ver si así podría ser más fácil recoger agua. Así que en el siguiente fin de semana que fuimos, amplié el atraparrocíos.



Siguiendo la misma idea coloqué un plástico para ver qué pasaba.



Pero este fue el resultado de las dos noches tanto para la malla como para el plástico: ni una gota

Siempre hay rocío pero si no hay lo suficiente para que caiga no hay nada que hacer.

Aunque me gusta el método científico, soy bastante precipitada y luego me arrepiento. Me gustaría haber anotado las temperaturas máximas del día y las mínimas de la mañana, si el cielo estaba cubierto o no, los días de las pruebas. De mi recuerdo saco que el primer día estaba el cielo cubierto, que en el segundo, el de la recogida, estaba descubierto. Que el segundo fin de semana las temperaturas mínimas fueron altas. Y todas esas cosas afectan a la generación de rocío.

Al ver el agua recogida del segundo día, pensé que había encontrado la poción mágica a mi problema de agua pero está visto que no. En cualquier caso, voy a seguir haciendo pruebas este verano y lo voy a hacer de una manera más rigurosa



Día
Hora amanecer
Hora comprobación
Tª máxima
Tª mínima
¿Cielo cubierto?
¿Recogida?



























































Lo haré hasta octubre y os pondré los resultados, aunque no recoja nada.

En la anterior entrada Dieg h (¡gracias!) comentaba que él ha apreciado esta capacidad recolectora de agua en el maíz y en el amaranto. Son buenos datos para seguir experimentando en las zanjas. Me ayudaré de cualquier cosa, hasta que los propios árboles, arbustos, hierbas sean capaces de captar ese agua tan necesaria.

Aquí los resultados

Tejedoras de atrapanieblas venid.
Aquí los resultados