sábado, 12 de diciembre de 2015

A vueltas con el agua (III): Resultados del experimento con los atrapanieblas

Uno de los mayores "fallos" que suelen tener los blogs de permacultura y de proyectos alternativos es la tendencia a camuflar los fracasos. Normalmente son proyectos en sus inicios y cuando uno empieza, tiene toda la ilusión y confianza de que esas cosas tan bonitas que ve en otros proyectos más avanzados (y que seguramente han pasado por lo suyo) pueden darse también en sus tierras. Desde luego, es mi caso: siempre comienzo con un optimismo rayano en la inconsciencia y luego la realidad con esa manía insistente que tiene de hacer que toques con los pies la tierra, pone las cosas en su sitio. 

Aunque me pese, hay que decirlo alto y claro: el experimento de los atrapanieblas ha sido un fracaso. Hubiera sido maravilloso poder tener unas gotitas de agua muchos días de verano para no tener que regar o al menos no tener que regar tanto. En el resto de las estaciones no es importante que se pueda recoger el agua del rocío, también hay lluvia con mayor o menor abundancia y menos calor que permite que el agua del suelo se mantenga en unos niveles aceptables para las plantas, al no haber tanta evaporación.

Aquí os explicaba el experimento y como una vez de cuatro intentos había conseguido recoger agua. Era en primavera.

Le pongo mucho ánimo a todo pero me reconozco un poco chapucera:

Pruebas con red de ocultación y plástico

Aprovechándome de unos arbolitos plantados en el invierno pasado fijé a su red de protección anti-bambis una malla de ocultación a un lado y un plástico a otro. Imaginaba que el plástico iba a tener más capacidad de recogida porque tiene menos superficie donde las partículas de agua se puedan agarrar y, por eso, deberían de haber resbalado hasta el canalón de recogida. La idea era buena...

En los primeros días, al salir a comprobar los resultados, me di cuenta de que había un parámetro, tipo canario en la mina, que me podría haber evitado el paseo mañanero y ese era si las botas estaban secas o no al andar. Las mañanas con rocío las botas estaban mojadas y, por tanto, podría haber habido alguna posibilidad de recoger agua, pero si las botas permanecían secas al andar entre la hierba... Por eso, lo he incluido dentro de la siguiente tabla de recogida de valores porque es revelador de la capacidad de recogida.


DíaTª máxTª testNubladoHora comprobaciónResultadoBotas
27/07/15
27ºC
13ºC
no
7:10
0
secas
28/07/15
31ºC
11ºC
no
7:15
0
húmedas
29/07/15
26ºC

Lluvia



30/07/15
19ºC

Lluvia



01/08/15
21ºC
10ºC
no
7:25
0
ligeramente
 húmedas
14/08/15
20ºC
12ºC
8:10
0
secas
15/08/15
21ºC
10ºC
no
8:20
Malla húmeda
Sin recogida
húmedas
28/08/15
32ºC
12ºC
no
8:40
0
secas
29/08/15
32ºC
11,5ºC
no
7:45
0
secas
30/08/15
33ºC
16ºC
no
8:10
0
secas
11/09/15
26ºC
14ºC
8:15
0
secas

No son muchos días pero creo que suficientes por la variedad de temperaturas máximas y mínimas. La teoría dice que cuanta mayor sea la temperatura máxima, mayor será la capacidad del aire de contener agua. El aire se comporta igual que lo hace el agua en un vaso: fría puede absorber una cierta cantidad de azúcar y el resto queda en el fondo. A su vez, caliente, al tener mayor capacidad de disolución, permite que todo el azúcar se diluya, pues puede contener más. Y la teoría también dice que cuanto menor sea la temperatura que se alcance mayor será la precipitación de lo había estado contenido sin problemas a una temperatura mayor. Por eso, ocurre el rocío: la bajada de Tª de la noche hace que el aire no pueda contener tanta agua y la expulse.

Algo me dice que para que haya rocío abundante tendría que estar la temperatura mínima por debajo de 8º C. Esto es una teoría mía, una hipótesis que dirían los científicos, que va a ser difícilmente comprobable porque no vivo allí y ahora ya no me suelo quedar a dormir hasta que no regresa la primavera y el buen tiempo.

Esas temperaturas mínimas, de 8º C y menos, suelen coincidir con la abundancia de lluvias que se da sobre todo en otoño y primavera. Y en invierno nieva. Quién necesita colocar una infraestructura bien hecha, para recoger agua cuando abunda... Porque esa es otra, uno de los problemas que había leído que tenían los atrapanieblas es su alta demanda de mantenimiento. Una malla expuesta al viento es como una vela: necesita una estructura donde amarrarla para que no se la lleve y, segundo, hay que cambiarla regularmente porque se deteriora rápidamente.


Así quedó el experimento después de un día de fuerte viento en Septiembre

Cada vez que iba, había que tensar la estructura y como remate he de decir que un día de fuerte viento la malla de ocultación de debió de hinchar tanto que sacó la protección a uno de los árboles. También rompió el plástico.

Me voy a consolar: es casi mejor que no haya funcionado porque sabiendo que podría recoger agua, le iba a poner mucho esfuerzo a colocar y a mantener las estructuras que soportan las mallas. Iba a ser mucha complicación para unas pocas gotas, ¡casi prefiero llevar el garrafón!

Como decía el lector Dieg h en un comentario, hay plantas que realizan gratis esta labor. Él había observado que el amaranto y el maíz tenían esta capacidad de recoger rocíos. De hecho, creo que el mejor atrapanieblas que pueda haber es un bosque.