martes, 10 de julio de 2018

Mis queridos chapuingenios

Una de las cosas que más satisfacción me pueden dar en esta vida es lo que yo llamo los "chapuingenios". A mi mente ingenieril le gusta proyectar cosas y llevarlas a cabo. Normalmente, saco adelante lo que me propongo, pero, eso sí, a través de la chapuza, porque no soy nada fina trabajando. Pero desde el punto de vista práctico mis creaciones funcionan y, además, suelen durar. Ver mis proyectos salir adelante, funcionar y hacerlo a lo largo del tiempo siempre me ha dado mucha alegría.

Cuando me quedo aquí, vivo en una caravana. Este lugar no tiene electricidad ni agua corriente y en anteriores chapuingenios ya conseguí recoger agua de lluvia y almacenarla (puedo recoger hasta 5.500 L), y tener luz y agua en la caravana gracias a una batería que me llevo a casa a cargar cuando se descarga. Gracias a las dos pequeñas bombitas eléctricas, el fregadero y el lavabo/ducha tienen agua corriente, lo cual en este lugar sin civilizar es un auténtico lujo, pero el agua se tira por el desagüe debajo de la caravana y se desaprovecha.

En el curso de diseño de permacultura nos dieron un buen símil: la casa es como un manantial. Y si uno lo piensa, así es. Toda esa agua que sale por el desagüe y que desaparece como por arte de magia de nuestras casas, tiene un gigantesco y oculto circuito de canalización en el caso de las ciudades. En el caso de mi humilde caravana, cae a la tierra, allí mismo. Ya llevaba tiempo pensando en el desperdicio que es dejar que el agua se filtre en la tierra debajo de la caravana con lo necesitados que están siempre mis árboles de agua, y había hecho una pequeña conducción para que el agua saliera por el otro lado, entre dos manzanos, para que se pudieran aprovechar del agua de mis fregoteos.

Salida del desagüe de la caravana para regar unos manzanos. Y el barreño.

Pero una nueva idea entró en mi mente... ¿y si hago un pequeño estanque con acuáticas que depuren el agua de fregar y creen un punto de agua en este secarral veraniego? Y cuando una idea de estas entra en mi cabeza, ya no descanso hasta lograrlo, me pongo obsesiva y me apeno si no encuentro el momento para llevarla a cabo. En todos estos meses de silencio me he acordado mucho de este estanquito y de todas las entradas que tengo empezadas, pero no he conseguido ponerme... mudanzas, estudios, nuevas obligaciones.... Este año no he podido plantar, ni casi ir, y cuando iba, llovía o estaba cansada. Pero, por fin, ya puedo empezar a estar y a llevar a cabo mis locas ideas.

Este proyecto se compone de tres fases: el estanque del desagüe, un hugel con perennes de rica floración para atraer a polinizadores y otro estanque con una rueda vieja de tractor. Y espero poder hacer las tres cosas este verano. Pero vamos a ir por partes y, de momento, esta entrada se centrará en este estanque del desagüe de la caravana.

Me suele costar tirar cosas pero en este lugar me cuesta aun más porque, al final, siempre hay alguna utilidad para todo. El barreño de la foto fue comprado hace 14 años para apagar cal y ahí ha estado en la era, llenándose en invierno y secándose en verano. Siempre pensaba que tal vez estaría siendo un punto de agua en este alto y que algún habitante de la fauna salvaje podría estar beneficiándose de él. Se llenaba de algas rojas y en la mitad del verano con lo que quedaba, regaba algún árbol. No es muy grande pero creo que puede ser suficiente para crear un pequeño estanque y, además, es lo que tengo.

Mi amiga la pala, un suelo sombreado y a cavar

Es bueno que los estanques dispongan de algo de sombra porque el calor directo del sol acelera el proceso de evaporación. Así, el agua durará más tiempo dentro del estanque y las plantas acuáticas seguro que también agradecen el sombreado. Por la mañana tienen la sombra de un manzano y por la tarde la del otro.

¡Funciona!. El barreño tiene una ligera caída hacía el lado contrario de la entrada de agua para dirigir el posible rebose.

Una de las cosas en las que más hincapié hicieron en el curso de diseño es que siempre hay que contar con que en algún momento hasta en el sitio más seco puede haber un exceso de agua, que inunde la capacidad del sistema. Un buen diseño siempre tendrá en cuenta este posible exceso de agua y lo dirigirá hacia otros lugares donde pueda ser aprovechado. Siempre hay que darle una vuelta al rebose de los depósitos, estanques, zanjas, etc... para no perder ni una gota sobre todo en nuestros lugares, donde el agua no suele sobrar. El rebose de este barreño tendrá también su utilidad pero no voy a contar de momento nada porque tengo tantas promesas no cumplidas en este blog que casi mejor me callo. Y cuando tenga las siguientes obras hechas ... ahí se verá



La conducción del agua está hecha sobre todo de trozos descartados de la colocación del canalón. Pasan por debajo de la caravana hasta llegar al barreño.


Las plantas escogidas son el nenúfar, la cala y el junco silvestre (Juncus acutus) de esta zona, que aparece allá donde haya surgencias de agua. Y el alga roja que ha vivido desde hace años en el barreno.

Aquí están las plantas, aun un poco raquíticas porque están recién puestas.

Espero que el jabón que uso para lavar, que es uno neutro muy neutro, no les siente demasiado mal, y tampoco uso tanto... Vamos a ver cómo evoluciona todo. Si las plantas crecen y este miniestanque se transforma en algo bonito, actualizaré esta entrada y pondré una foto del milagro del agua en el secarral de verano.


*********************************************************

Y voy a aprovechar esta entrada para mostrar también todo el camino que hace el agua desde que es lluvia hasta que llega al estanque.

Los tejados son excelentes superficies de recogida de agua, ya que su función principal es mantener la superficie debajo de ellos seca y, por tanto, tienen que realizar dos funciones: impermeabilizar y expulsar el agua fuera de esa superficie. Mi primer y más importante chapuingenio fue poner un canalón en el tejado y canalizar el agua de lluvia hacia un depósito. Disponer de agua aquí arriba lo cambió todo. Ahora ya tengo 5 depósitos de 1000 L, dos bidones y un montón de garrafas. Y una de las labores del invierno es la de trasegar el agua desde el bidón de recogida hacia los de almacenaje.

Saber nuestra capacidad de recogida de agua es fácil: necesitamos conocer la superficie de recogida y las lluvias medias anuales. En mi caso tengo un canalón de 3 m y un tejado de 6 m de largo, por tanto, la superficie de recogida es de 3 m x 6 m = 18 m2. Las lluvias medias anuales son de 550 mm. Y se le aplica un factor de corrección a la baja  (0,9) porque siempre hay pérdidas en el sistema.

La fórmula a aplicar es:

Capacidad de recogida anual de agua = Precipitaciones anuales x Largura del canalón x Largura del tejado x 0,9 (Coeficiente corrector por pérdidas varias)

Así que:

550 mm x 3 m (largura del canalón) x 6 m (largura del tejado) x 0,9 =
8.910 L anuales son expulsados por el tejado hacia el canalón.

Tengo menos capacidad de almacenaje que de recogida.


El canalón solo ocupa la mitad de todo el ancho del tejado. Aun tengo posibilidad de ampliación pero es un tejado muy irregular y es muy difícil ponerlo bien. Además, no tengo dónde almacenar el agua.


Cuando digo que soy una chapucera es por algo

El agua atraviesa toda la pared lateral del pajar hasta llegar a la era





El agua llega al depósito de recogida. Milagrosamente, la era está a la altura
adecuada. Un poco más alta y no se hubiera podido hacer este sistema
¡


En la era hay dos depósitos: el de recogida y otro más.
Durante el invierno hay que estar pendiente de trasegar el agua hacia los demás depósitos
Las cintas de las persianas sirven muy bien como tirantes de sujeción.
Aguantan durante años a la intemperie sin despeinarse.
Los agujeros que se aprecian son nidos de vencejo que anidan aquí desde hace 3 años.
Cuánta alegría dan a la era. 



En el patio, un nivel más bajo que la era,
tapados por una exuberante madreselva hay tres depósitos más



Los tres depósitos del patio están conectados. Y tengo una colección de garrafas de agua con las que almaceno unos 220 litros

Casi todas las garrafas son para regar pero algunas acaban en la caravana. Con ellas alimento el depósito de donde chupan los grifos del fregadero y del lavabo.
Una avispa papelera, Polistes dominulus, está haciendo el nido en la tapa de acceso a las bombonas, depósitos y batería. Parece que no le importa que abra y cierre la tapa.
Me da pena quitarla y  la vez me da miedo, pero parece que pasa bastante de mí
Tener un fregadero en funcionamiento en medio de la nada es un gran lujo. Era lluvia y ahora es chorro.

Y del desagüe ahora ya va el agua hacia el estanque. Aquí quedaría muy bien poner una foto del estanque en todo su esplendor. Ojalá llegue el momento.


Se me olvidaba dar las gracias a todos los que me han ayudado sobre todo con el canalón: a mi querida madre, que murió el año pasado, a Ina que ha metido muchas horas y fuerza, a Antón y Amaia que siempre están ahí cuando les pido ayuda para las cosas a las que no llego sola y a Consuelo, que no se aburrió de sujetar la escalera y me animaba y jaleaba. GRACIAS