El plan es el siguiente: hacer un par de zanjas este año e ir ampliando el bosque poco a poco hasta que la finca no de más de sí, a ritmo de una o dos zanjas por año. Estoy segura de que cometeré errores, de que habrá cosas que veré más tarde una vez hechas, y así tendré la posibilidad de ir modificando el diseño en las últimas zanjas, corrigiendo, mejorando o, por lo menos, probando otras cosas. Experimentando, vamos.
Geoff Lawton hace sus swales con excavadoras, pero en mi caso con pala y azada. Ni un arado he metido; arar, aunque airea la tierra, también destruye su equilibrio y quiero un suelo vivo. Esta interesante entrada de "El vergel de Mavi Arroyo" explica por qué aramos, y es porque buscamos plantas pioneras... si nos hubiera dado por comer de otro tipo de plantas, tal vez nuestra agricultura, nuestra alimentación, sería de otra manera, quién sabe... Aunque esto es otro tema, muy interesante, pero me voy a centrar en lo que aquí me ocupa.
Momento cero de este bosque de alimentos |
Lo primero fue pasar la desbrozadora en una franja donde va a ir la zanja y el caballón asociado a ella. Hay que debilitar en lo posible la fuerte cubierta herbácea creada al menos en los 11 años que ha estado esta finca sin arar, ni fertilizar, dejada "holgando" como dicen en el pueblo a las fincas que no producen. Holgando pero generarando un suelo sano, del que fueron saliendo mientras hacía la zanja muchas lombrices y otros bichillos que no supe reconocer, pero donde hay vida... hay esperanza.
La tierra que sale de la zanja se va colocando paralela a ella para formar el caballón |
Despues con una azada lo extendí, eché abono de caballo y comencé a hacer el acolchado para favorecer la vida subterránea, tan importante para el equilibrio del suelo y para retener su humedad, casi todo son ventajas. Este acolchado consiste en una capa de cartones y una capa de paja y hierba de corte que fui colocando encima; el acolchado se degrada formando humus y tendrá que ser alimentado.
Estuve un tiempo acumulando cartones de los embalajes que llegan a mi trabajo |
Ese día se levantó a la hora de poner el acolchado un viento fuerte y como tenía miedo de que se me volaran los cartones y la paja, me ayudé con piedras y también fui mojando la paja para que pesara más y se agarraran unas con otras. Lo había leído y doy fe de que funciona, después de echar el agua no se volaba ni una paja.
Y poco a poco llegué al final... ¡qué satisfacción me produce poner en la realidad -realizar- los deseos de mi mente! En este caso, es solo un empezar, porque cuando haya árboles...
En este momento decidí que estaría bien hacer un blog |
Y al hacerlo descubrí el primer fallo: este caballón de apenas dos metros de ancho es demasiado estrecho. Esta muy bien para lo que propone Emilia Hazelip en su agricultura sinérgica. Este vídeo es precioso y creo que ha inspirado a mucha gente a hacer las cosas de otra manera:
Sin embargo, en un bosque de alimentos, donde los árboles necesitan bastante más espacio entre sí que una tomatera, está claro que voy a tener que ocupar espacio fuera del caballón y que una zanja hecha a mano de una manera razonable, nunca va a poder generar un caballón lo suficientemente grande. Todavía tengo que pensar sobre cómo van a ir dispuestos los árboles, las distancias, las especies...
Este caballón tendrá este año garbanzos y tomates. Las leguminosas son fijadoras naturales de nitrógeno y los tomates de secano... quiero experimentar lo que leí en un enlace de infojardín. Tomates de secano, vamos a ver. Seguro que deliciosos.
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